Las redes sociales: Un tratamiento Ludovico moderno

 

    Todos hablan del impacto de las redes sociales en los niños. Pero y ¿En los adultos?
Vivimos en una sociedad donde hombres y mujeres se pelean entre sí, debido a los estímulos visuales que las redes sociales imponen.
Las mujeres lanzan mensaje de odio a los hombres, a lo que el
hombre devuelve ese mensaje con más odio. Hay unos que buscan debatir y exponer
a mujeres en redes sociales, hay mujeres que quieren dejar en claro en que se
equivocan los hombres. Están apuntando al enemigo equivocado. El enemigo no es
un ser vivo, es una pantalla



    Sin saberlo estamos siendo sometidos todos a un tratamiento Ludovico, como en la Naranja Mecánica. Expuestos todo el tiempo a violencia física y sexual. El resultado son sociedades polarizadas. Son jóvenes sin futuro, sin rumbo, desbastados por las drogas. El aumento de consumo de drogas en la sociedad es una prueba irrefutable de que el entorno de las personas se está viendo comprometido. Es un entorno que favorece las enfermedades mentales. La persona sin saberlo, estarían tratando de escapar con ayuda de la adicción por que no entiende el problema real de todo esto: Vivimos en estado de ansiedad.

    Para enfrentar esta realidad, es importante entender el impacto que tienen en nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos. La responsabilidad recae tanto en los usuarios como en las plataformas para fomentar interacciones más saludables y evitar caer en dinámicas de confrontación y adicción. No solo se trata de que yo controle el tiempo que pase en las redes sociales. Se trata de detener el odio y la violencia de las personas que las exponen en redes sociales.

    A mi percepción veo menos dañino el desarrollo de los infantes con los dispositivos, ya que en las familias de padres responsables, el uso de estos se limita únicamente al ámbito educacional, y se controla que no se vean videos que no son para su edad. Sin embargo el adulto está sometido a información que si bien puede verla por tratarse de un adulto, eso no quiere decir que sea lo mejor para su salud mental.

    La solución no está en desconectarnos por completo, sino en aprender a discernir y gestionar mejor el contenido que consumimos, desarrollando herramientas emocionales y psicológicas para evitar que la ansiedad y la polarización sigan dominando nuestras vidas. En última instancia, solo mediante una reflexión profunda y un cambio en nuestros hábitos podremos revertir el daño que las redes sociales están causando en nuestra sociedad.


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